“¡Mi hijo/a ya sabe contar a 20!” Es bastante común escuchar este tipo de declaraciones de madres y padres orgullosas. La frase es simple e inocente, pero refleja un problema de la enseñanza tradicional de las matemáticas. Ya que muchas veces, “saber contar hasta…” en realidad significa más bien “saber repetir números hasta…”, no que el niño o la niña en cuestión realmente entienda lo que significan los números.
Si bien es entendible que las familias no hagan la separación entre repetir y entender un concepto numérico, desafortunadamente tampoco siempre se hace esta distinción en las escuelas. Se asume que los estudiantes entiendan el concepto de los números, cuando en realidad aprenden a repetir. Y esto no sucede solamente en matemáticas, sino también en otras áreas como la lectoescritura.
Las sociedades actuales requieren nuevos tipos de competencias, no solo una capacidad de memorizar, sean conceptos matemáticos o de otras asignaturas. En el futuro, el desarrollo de las llamadas habilidades del siglo XXI es cada vez más crucial. Se considera que el pensamiento matemático flexible y poder usar las matemáticas en la resolución de problemas, se han vuelto capacidades fundamentales para afrontar los retos del mundo moderno.
Sin embargo, las clases de matemáticas todavía suelen enfocarse en enseñar operaciones matemáticas, en vez de desarrollar el pensamiento matemático. Por eso, ni siquiera las buenas calificaciones en las matemáticas en la escuela garantizan que una persona sepa usar los conocimientos matemáticos de forma adecuada en su vida diaria, en el mundo laboral o en los estudios profesionales.
En el enfoque tradicional de la enseñanza de matemáticas, cuando sí se busca desarrollar el pensamiento matemático, suele ser un privilegio para cierto tipo de estudiantes. Muchas veces se cree que las actividades para desarrollar y practicar el pensamiento matemático se deberían reservar para quienes avanzan bien y “tienen talento”. Se considera que para quienes tienen retos, es mejor enfocarse a las operaciones rutinarias y seguirlas practicando hasta más o menos poder resolverlas.
Contrario a este enfoque tradicional, no obstante, hay varias investigaciones que muestran que fortalecer el pensamiento matemático es beneficioso para todos y todas, independientemente de su desempeño en la asignatura.
Pero entonces, ¿cómo fomentar el pensamiento matemático en la escuela?
Te compartimos algunas ideas que han sido usadas en la educación finlandesa. El sistema educativo finlandés pone mucha atención en general en el desarrollo de las habilidades de pensamiento, incluyendo el pensamiento matemático. Esto se refleja por ejemplo en los buenos resultados que el país ha tenido en las encuestas internacionales como el programa PISA, que miden la capacidad del estudiantado resolver problemas matemáticos, más que la habilidad técnica. Aquí algunas ideas que puedas poner en práctica en tus clases:
1. Pon énfasis en la comprensión conceptual en vez de la memorización. Para esto, explora con tus estudiantes los conceptos matemáticos a profundidad. Hagan conexiones entre diferentes áreas de las matemáticas.
2. Usa ejemplos de la vida real para ilustrar los conceptos matemáticos y permitir al estudiantado entender la relevancia de las matemáticas. Busca conectar lo que enseñas con los intereses de tus estudiantes, ya que esa conexión puede aumentar la motivación de estudiar.
3. Usa métodos activos, lúdicos y colaborativos de enseñanza. Pueden ser muy útiles para el desarrollo del pensamiento matemático en todos los niveles educativos. Los juegos, la exploración y la creatividad en resolución de problemas aumentan la alegría de aprendizaje y la motivación y fomentan las habilidades del pensamiento.
4. Fomentar la participación del estudiantado apoya el aprendizaje. Los métodos colaborativos, en que estudiantes trabajan en pequeños grupos para resolver problemas, además de ayudarlos a visualizar diferentes formas de pensamiento, también pueden mejorar otras habilidades como la comunicación y el trabajo en equipo.
5. En vez de solamente intentar tener respuestas correctas, busca que tus estudiantes reflexionen juntos y juntas sobre diferentes soluciones y estrategias posibles. ¿Cómo llegaron a la solución? ¿Hay varias formas de resolver el problema que se plantea? Si es así, ¿cuál estrategia podría ser la más adecuada a una situación particular y por qué? Ayuda que tus estudiantes verbalizen sus formas de pensar. En vez de respuestas correctas e incorrectas, puedes dirigir a tus estudiantes pensar que sus respuestas son hipótesis. ¿En qué situaciones su hipótesis es correcta y en qué situaciones no funciona? Si la respuesta no fue la que se buscó, ¿cómo se podría llegar a esa respuesta desde el pensamiento que tuvo tu estudiante?
6. Nada de esto ayuda, si no logras promover en tu salón un ambiente psicológicamente seguro. Busca que haya un ambiente de confianza y que tus estudiantes sepan que está bien de pensar en formas diversas y que no teman responder aunque no estén seguros si la respuesta es correcta o no.
¿Ya usas algunas de estas estrategias? ¿Cuáles son tus mayores retos en enseñar pensamiento matemático a tus estudiantes?
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